Autor: ESAN Intelligence
*Articulo elaborado con el apoyo de David Lliuya.
La cuestión de si los seres humanos actúan intrínsecamente de manera racional al tomar decisiones de inversión ha adquirido una importancia creciente en el contexto de las teorías emergentes sobre la selección óptima de carteras. El supuesto de una racionalidad completa ha sido un pilar fundamental en la teoría financiera tradicional. Sin embargo, cada vez más, se cuestiona la premisa de que los individuos siempre toman decisiones económicas y financieras de manera completamente lógica y objetiva.
Durante mucho tiempo, la disciplina financiera ha estado arraigada en el paradigma del “homo economicus”, un ser racional que pondera los costos y beneficios de sus decisiones, averso al riesgo y busca maximizar su utilidad mediante decisiones basadas en información relevante. Sin embargo, esta perspectiva no se ajusta completamente a la realidad. Herbert Simon, en su obra “Administrative Behavior” de 1947, replanteó la noción de un ser humano completamente racional al introducir la teoría de la “racionalidad limitada”. Argumentó que las personas toman decisiones parcialmente irracionales debido a las limitaciones cognitivas y las restricciones de tiempo a las que se enfrentan al procesar toda la información disponible.
Este enfoque dio lugar a un cuestionamiento más profundo de la concepción arraigada de la racionalidad humana. Daniel Kahneman, laureado con el Premio Nobel de Economía en 2002 y en colaboración con Amos Tversky, desencadenó una revolución en la percepción predominante en ese momento. Su obra “Prospect Theory,” presentada en 1979, demostró que las decisiones humanas están fuertemente influenciadas por sesgos cognitivos y comportamentales.
Kahneman desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de la economía y las finanzas conductuales al reconocer el impacto significativo de las emociones y los sesgos cognitivos en las decisiones de inversión, lo que puede llevar a asignaciones ineficientes y a una falta de optimización de carteras adecuada.
En consonancia con lo anterior, es esencial considerar estos factores que pueden influir en nuestras decisiones de inversión. Ser consciente de ellos puede ser crucial para evitar decisiones subóptimas que afecten nuestros recursos. En un mundo cada vez más digital, con nuevas tecnologías que facilitan la participación en inversiones y la creación constante de nuevos instrumentos financieros, conocer e internalizar estas teorías innovadoras es de suma importancia en el ámbito de la economía, las finanzas y las inversiones, ya que desafían paradigmas establecidos.
En la coyuntura actual, es de crucial importancia enfocarse en lo anteriormente señalado, dado que el mercado se encuentra en el umbral de una nueva etapa de inversiones con un capital más reducido. Este entorno brinda nuevas alternativas y oportunidades de inversión para los inversores minoristas. En este contexto en evolución, es esencial que los futuros inversores tomen conciencia de cómo los factores humanos pueden influir en su capacidad de inversión y llevarlos a tomar decisiones que no siempre se ajustan a la lógica tradicional.
Recientemente, la Superintendencia del Mercado de Valores ha anunciado su compromiso en la formulación de regulaciones que simplificarán el acceso de inversores minoristas al mundo de la inversión en bonos soberanos a través de fondos cotizados (ETF). Estos ETF están diseñados para replicar el rendimiento de los bonos soberanos de Perú, con el propósito de facilitar la participación de inversores minoristas en esta alternativa de inversión. En contraste con sus pares institucionales, este grupo de inversores suele carecer del capital sustancial necesario para participar en instrumentos financieros de renta fija, lo que los ha llevado a centrarse en activos de renta variable, como acciones. Hasta el momento, la inversión en bonos soberanos ha estado mayormente en manos de AFP, compañías de seguros, bancos y otros participantes institucionales que disponen de los recursos necesarios para participar en este mercado. Sin embargo, esta nueva perspectiva está generando oportunidades emocionantes para los inversores minoristas, al ofrecerles una alternativa atractiva que se aleja de las inversiones tradicionales en renta variable en el mercado de valores (Gestión, 2023).
El Gráfico 1 muestra la distribución de los inversionistas retail según su participación en los distintos instrumentos de renta variable que cotizan en la Bolsa de valores de Lima
Gráfico 1
Participación del inversionista retail en instrumento de renta variable
Fuente: Bolsa de Valores de Lima
Elaboración: ESAN Intelligence
Con la incorporación y asimilación de diversas tecnologías digitales en la vida cotidiana, se ha facilitado el acceso al mercado de inversiones. Este cambio ha dado lugar a un aumento notable en la participación de inversores minoristas en el mercado de valores, tal como lo señala el Informe de Estabilidad Financiera emitido por el Banco Central de Reserva del Perú en 2022.
Se ha observado un marcado crecimiento en el desarrollo de plataformas digitales de inversión a nivel local, lo que ha tenido un impacto significativo en el incremento de la participación de inversores minoristas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Entre 2018 y abril de 2022, el número de inversores individuales activos, es decir, aquellos que mantienen un saldo superior a cero en sus cuentas, ha experimentado un aumento del 83% Además, la proporción de estos inversores en el volumen total de operaciones en la bolsa ha aumentado del 22% en 2018 al 25% en 2021, alcanzando su punto máximo en mayo de 2022, con un 31%, como se puede apreciar en el Gráfico 2.
Gráfico 2
Evolución de la participación del inversionista retail
Fuente: BCRP
Elaboración: ESAN Intelligence
A pesar de las prometedoras oportunidades de inversión que se vuelven cada vez más accesibles, es imperativo mantener una conciencia aguda sobre los riesgos que conlleva tomar decisiones erróneas, las cuales pueden ser influenciadas por limitaciones cognitivas y emocionales que se aparten del entorno racional de toma de decisiones.
La relevancia del factor emocional y cognitivo en la toma de decisiones adquiere un peso significativo al considerar que los inversores minoristas, en contraste con sus contrapartes institucionales, a menudo carecen del mismo nivel de conocimientos y recursos técnicos en el ámbito de las inversiones. Esto los hace más susceptibles a caer en sesgos cognitivos al tomar decisiones de inversión. Como lo señala Fabricio Tejada, Gerente de Inversiones de La Positiva Vida Seguros y Reaseguros, “los inversores institucionales son especializados y realizan análisis adecuados para evitar reacciones impulsivas. En cambio, los inversores minoristas suelen ser más emocionales y a veces no reconocen su perfil de riesgo, siendo más influenciables por las noticias”.
Dado este contexto, es esencial identificar de antemano estos posibles patrones de comportamiento. Esta anticipación proporciona la capacidad de abordar de manera proactiva los riesgos asociados a tales sesgos. En este sentido, el papel de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) es fundamental. La SMV debería adoptar un enfoque basado en la psicología del comportamiento financiero para desarrollar un programa de divulgación sobre estos sesgos. Esto permitirá una mejor comprensión y la aplicación efectiva de estrategias de mitigación. Siguiendo el ejemplo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España, que formula recomendaciones para contrarrestar estos sesgos e incorpora los principios de las finanzas conductuales en el proceso de toma de decisiones de los inversores.
Cabe resaltar que los sesgos conductuales están presentes en todos los aspectos de nuestras vidas y no solo en las inversiones, sino que, en decisiones diarias desde compras de electrodomésticos, contratar un seguro, comprar un nuevo celular etc. Por ende, la difusión de estos sesgos puede ayudar a las personas a tomar mejores decisiones en su día a día. Así lo remarca Luis Chávez Bedoya, Profesor de Finanzas en Esan Graduate School of Business, quien indica lo siguiente:
“Todo en cuestiones de oferta(ventas), explotan tus sesgos […]cuando compras tu televisor. Los vendedores te dicen señor le ofrezco un seguro para su televisor, probablemente ese seguro esta caro comparado con la probabilidad que al televisor le ocurra algo[…] por lo tanto, generalmente te hacen ver que los riesgos son más probables de lo que realmente son y terminas comprando protección adicional para tu celular, televisor, etc. Otro es el tema de los descuentos, cuando te dicen llama ahora porque de 300 te lo rebajamos a 100, pero entonces yo cómo sé que el precio real no es menos”(Luis Chávez Bedoya, Profesor experto en Finanzas)
En el presente artículo, exploraremos qué sesgos conductuales y emocionales están presentes y cómo estos pueden influir en las decisiones de inversión; para ello, utilizaremos como referencia la investigación realizada por Miranda & Murphy (2023) titulada “La aplicación del modelo de la teoría conductual de carteras en la construcción y gestión de portafolios de inversión para personas naturales con independencia económica”. En dicho estudio se analizó una muestra de 385 personas con educación universitaria superior, con el fin de determinar si presentaban sesgos en sus decisiones de inversión.
Según el estudio realizado por Miranda & Murphy (2023), se lograron identificar varios sesgos cognitivos que influyen en el comportamiento de inversión. Estos incluyen la aversión a la pérdida, la preferencia por el status quo, la aversión al arrepentimiento, el exceso de confianza, el encuadre, el autocontrol, la contabilidad mental, el anclaje y el ajuste, el conservadurismo, y el sesgo de disponibilidad. A continuación, se hará una descripción sencilla de los sesgos hallados y las posibles repercusiones en las decisiones de inversión:
Gráfico 3
Grado de presencia de los sesgos hallados
Fuente: Encuesta Miranda & Murphy (2023)
Elaboración: ESAN Intelligence
En el Gráfico 3, se muestra el grado presencia de diversos sesgos observados en individuos de entre 25 y 45 años pertenecientes a la Población Económicamente Activa (PEA). Los resultados destacan que el sesgo más notable es la aversión a la pérdida, se registra que 6 de cada 10 personas presentan este sesgo. Le sigue en importancia el sesgo de conservadurismo junto con el anclaje y ajuste, ambos presentes en un 58.6% en las personas.
Según Thorsten Hens & Anna Meier (2016) el efecto de anclaje y ajuste es un sesgo que surge cuando los inversores otorgan una importancia excesiva a un punto de partida inicial, como una estimación inicial o predicción. Tiende a hacer ajustes basados en ese valor inicial. El problema radica en que estos ajustes se centran en gran medida en el valor inicial, sin considerar de manera adecuada que la nueva información puede ser completamente diferente y debe evaluarse de manera imparcial.
Según el CFA (2020) el sesgo de conservadurismo se manifiesta cuando las personas se aferran a sus creencias que están ya establecidas, en el contexto de las inversiones las personas que presentan este sesgo son renuentes a cambiar sus opciones de inversión y prefieren mantenerse invirtiendo en alternativas conocidas.
El sesgo de disponibilidad se presenta cuando las personas tienden a pensar que un evento es más probable de ocurrir debido a la facilidad con la que pueden recordar información relacionada con ese evento, especialmente si ha sido ampliamente publicitado.
Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
El sesgo de contabilidad mental ocurre cuando asignamos un valor diferente al dinero según cómo lo clasificamos, ya sea por cómo lo obtuvimos o para qué lo estamos destinado, en lugar de considerarlo como una suma global con el mismo valor nominal.
Según un artículo elaborado porCano & Cardoso (2015)la contabilidad mental tiene las siguientes implicancias:
El efecto del encuadre se produce cuando las decisiones se ven influenciadas por la forma en que se plantean las preguntas o se presentan los datos. En otras palabras, la manera en que se formula una pregunta puede afectar cómo procesamos la información y, como resultado, la respuesta que damos. Por ejemplo, si nos dicen que hay un 60% de probabilidad de ganar en una inversión, es probable que nos resulte atractiva. Sin embargo, si nos dicen que hay un 40% de probabilidad de perder en la misma inversión, es posible que la veamos de manera menos favorable.
Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
Es un sesgo emocional en donde las personas sienten más dolor por una pérdida que por una ganancia de igual magnitud.
Para evitar tener el dolor de la pérdida; los inversores tienden a mantener su inversión perdedora, por mucho tiempo, con la esperanza de que las pérdidas se recuperen en periodos futuros. Los ganadores venden demasiado pronto debido al temor de que la ganancia se pueda erosionar en el futuro. Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
Es un sesgo que se representa en la tendencia a mantenerse en la situación actual, mantenerse en su zona de confort, desalentando la posibilidad de explorar nuevas formas de inversión que posiblemente puedan generar mayores retornos.
Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
Este sesgo se presenta cuando una persona siente miedo de las posibles consecuencias de una decisión. En el contexto de las inversiones, este miedo puede llevar a evitar tomar decisiones que podrían resultar en oportunidades de inversión rentables, lo que conduce a un bajo rendimiento a largo plazo y al incumplimiento de los objetivos.
Este sesgo ocurre cuando las personas, especialmente los inversionistas, tienen la ilusión de que son más hábiles en hacer predicciones precisas de lo que en realidad son. Además, tienden a atribuirse el mérito personal cuando tienen éxito, pero culpan a otros o a las circunstancias cuando las cosas no salen como esperaban.
Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
Este sesgo se presenta cuando las personas tienen dificultades para controlar sus impulsos y optan por recompensas inmediatas en lugar de metas a largo plazo, consumir ahora envés de ahorrar para el largo plazo.
Según el CFA (2020) tiene las siguientes implicancias en las decisiones de inversión:
Según una encuesta realizada por Miranda y Murphy en 2023 a gestores de carteras de inversión, se identificaron varios sesgos en sus decisiones, como el exceso de confianza, el efecto manada y el sesgo de disponibilidad.
En cuanto al sesgo de disponibilidad, una de las razones posibles radica en la abrumadora cantidad de fuentes de información disponibles en la industria. La necesidad de tomar decisiones rápidas puede llevar a los profesionales a caer en este sesgo. Al respecto, algunos expertos expresaron:
“La cantidad de información en el mundo es abrumadora. A veces tendemos a buscar información familiar y a desconfiar de fuentes menos conocidas” (Sebastian Documet, CFA, Gerente General de Renta 4 SAB Perú)
Además, se observa la manifestación del sesgo de exceso de confianza, ya que la mayoría de los gestores de inversión tienden a favorecer su propio análisis en lugar de recurrir a análisis de terceros. Asimismo, se identificó la presencia del efecto manada entre estos gestores, aunque afirmaron que no ejerce una influencia determinante en sus decisiones de inversión.
“En ocasiones, las emociones y los pensamientos de las personas influyen en los movimientos del mercado. Esto sucede cuando los inversores conocen bien un activo y tienen un exceso de confianza, lo que puede llevarlos a comprar o vender en exceso sin saber cuándo detenerse. Las emociones pueden jugar un papel importante en la toma de decisiones de inversión.” (Víctor Díaz Chávez, director en Credicorp Capital Asset Management)
Así mismo Luis Chávez Bedoya, Profesor de Finanzas en Esan Graduate School of Business, quien considera de vital importancia que las finanzas conductuales sean difundidas, indica lo siguiente:
“Esta demostrado que hay cierta irracionalidad en ciertas decisiones económicas o financieras que se toman, pero en realidad, la idea es tratar de acercar lo más posible a eliminar esos sesgos de comportamiento, y tratar de tomar decisiones en base a criterios racionales. Para mí, lo más importante es reconocer que estos sesgos existen, que uno puede caer en ellos o de repente experimentarlos, pero a lo que uno tiene que aspirar a tratar de eliminarlos y de comportarse de la manera más racionales posible” (Luis Chávez Bedoya, Profesor experto en Finanzas)
Además, hace una interesante reflexión acerca de las finanzas conductuales. Este afirma que los errores producidos por nuestra racionalidad limitada, trasciende el plano de las inversiones. Nos indica que estos sesgos se pueden evidenciar en el día a día, desde hacer una simple compra de artículos electrodomésticos, compra de seguros, promociones, ofertas de ropa, etc. Sesgos como el anclaje es común en el día a día y por lo general son muy masificados. Con relación a esto Bedoya indica lo siguiente:
“Para mí las finanzas conductuales están más presentes en el día a día, en los errores financieros del día a día, es ahí donde se debería hacer una labor de difusión para que la gente conozca estos comportamientos y los pueda evitar” (Luis Chávez Bedoya, Profesor experto en Finanzas)
El conocimiento de estos sesgos cognitivos y conductuales, presentes tanto en los inversores minoristas como en los inversores institucionales, aunque en menor medida en estos últimos, es fundamental para una gestión proactiva. El mero hecho de estar consciente de ellos constituye un paso inicial de gran relevancia en su mitigación.
Luis Chávez Bedoya, Profesor de Finanzas en Esan Graduate School of Business, indica que la principal recomendación es entender estos sesgos e interiorizarlos, para que uno mismo los pueda detectar paulatinamente con el tiempo, así se puede asimilar y evitar caer en ellos; pero, recalca que este es un proceso que nace del conocimiento y la conciencia de que estos sesgos están presentes en nuestras actividades diarias.
Adicionalmente Thorsten Hens y Anna Meier (2016) en Principio del formulario
su artículo titulado “Behavioral Finance: The Psychology of Investing”, brindan valiosas recomendaciones para mitigar los sesgos cognitivos que a menudo afectan las decisiones de inversión.